Está bastante claro que los viajes por aire han cambiado la forma en la que funciona el mundo, pero todo tiene una parte negativas, en este caso el impacto ambiental. La aviación produce un 2% de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero. Por eso el sector quiere avanzar hacia un futuro más limpio y comprometido con el medio ambiente, y se pretende hacer a partir de tres ejes fundamentalmente:
Combustibles más limpios
El Combustible de Avión Sostenible (SAF, de sus siglas en inglés) se produce a partir de materias renovables, aprovechando deshechos como el aceite de cocina o la basura doméstica, y es uno de los puntos clave para reducir las emisiones en la aviación.
Un tipo de combustible cuyo uso aún no está demasiado extendido debido a sus altos costes de producción. Por lo tanto, el mayor desafío es seguir desarrollando este tipo de combustibles para tatar de reducir sus costes.
Aeronaves más eficientes
El diseño de las aeronaves y de los motores, ha evolucionado bastante en los últimos años. Los distintos fabricantes buscan constantemente innovación en este aspecto, con aviones más eficientes, por ejemplo, mediante motores más ligeros y potentes.
Otra opción que comienza a abrirse camino es la de aviones con baterías eléctricas, aunque este punto se encuentra en sus primeras fases de desarrollo. Aún falta tiempo para ver grandes aeronaves eléctricas surcando los cielos, pero ya hemos visto algunos prototipos que hacen mirar al futuro con optimismo.
La compensación del carbono
Han pasado diez años desde que la industria de la aviación estableció ambiciosos objetivos de CO2 (incluido el crecimiento neutral en carbono a partir de 2020). Como industria, nuestro objetivo es lograr esto a través de compensaciones de carbono, al menos en las etapas iniciales: mejorar la eficiencia de tecnologías como las soluciones de arranque y parada de vehículos, mejorar la eficiencia operativa de la gestión de residuos e inventario y ampliar el alcance de las opciones de suministro de SAF, entre otras medidas.